Lola Piña, promotora de este proyecto, inició su andadura profesional en el año 1986, de la mano del diseñador Manuel Piña.
Isidra Manzano, su madre, trabajaba para él como Jefe de Taller y de ella heredó el amor y la pasión por la costura y el diseño.
Durante esta primera etapa, desarrolló su trabajo en los distintos departamentos de la compañía.
De recepcionista a Asistente personal del diseñador, trabajó también como Asistente de Ventas, Asistente del Departamento de Prensa para finalmente convertirse en la mano derecha de Manuel Piña.
En los años siguientes, colaboró y trabajó para los diseñadores Julio Fernández y Yolanda Rueda, con los que creó su propia empresa.
Posteriormente, trabajó para Devota y Lomba, Juan Rufete y Roberto Torretta.
En 1998, entra a formar parte del equipo de Sybilla, como Asistente de Dirección y Encargada de Producción de la línea Sybilla Noche.
En 2002 organizó toda la estructura productiva para la fabricación de Jocomomola de Sybilla, asumiendo en un inicio la Dirección de Producción y finalmente, la Dirección del negocio.
Ella significó el inicio de este Proyecto que llevaba años latente:
cuando me pidió desarrollar “esa idea que teníamos en común” para montar una escuela taller,
en este caso, vinculado a la Universidad Ramón Llull de Barcelona.
Lo que en un principio era un pequeño proyecto, creció con unas dimensiones,
que aún al recordarlo me hacen sonreír, y este gran proyecto es el resultado.
De Sybilla he aprendido, cómo una aguja, en buenas manos y con buenas instrucciones,
puede ser mágica.
Cómo un tejido puede convertirse en una obra de arte bajo su inspiración y con sus caprichos.
He visto el mundo con otros ojos, con otra luz y con otro color.
Todos sus diseños son piezas de culto: laberintos de costuras imposibles en los que perderse
y salir de ellos tremendamente favorecida.